Nothingness encapsulated. You won't feel a thing.

Sunday, January 22, 2006

Entrevista a Antanas Mockus
(Publicada en El Espectador, 22 de enero de 2006)

"Estudiar, trabajar, estudiar". Según el candidato presidencial independiente Antanas Mockus, con esa fórmula se le gana a Uribe. Reafirmando su figura de 'antipolítico', el dos veces alcalde de Bogotá cree que el futuro económico, de convivencia y de seguridad depende más de la pedagogía y de la concientización de la sociedad, que de la fuerza y la coerción policiva.

En momentos en que la temperatura política crece por cuenta de la expulsión de candidatos de movimientos uribistas por supuestos nexos con paramilitares y los cuestionamientos al senador y precandidato liberal Rafael Pardo, Mockus habla de esa nueva política, la que está fuera de los vicios y las posibles miradas de incertidumbre y desconfianza.

¿Cree que puede vencer al presidente Uribe?

Claro, esta candidatura no es un ejercicio gratuito. Nuestro movimiento va a sacar una lista al Congreso, pero la motivación más profunda es la de competir por la Presidencia. La democracia necesita competencia. Cuando una sociedad deja de estar escogiendo, se producen fenómenos de decadencia, entonces ayudémosle al presidente Uribe a no decaer... reemplazándolo a tiempo.

¿Se puede adelantar algo de esa lista al Congreso?

El doctor Salomón Kalmanovitz va a estar con nosotros. El resto de nombres los seguimos trabajando.

¿Se haría a un lado si no le va bien con esa lista?

Si la gente aprende a no vender su voto en las elecciones, los congresistas aprenderán a no cambiar de posiciones por favores o prebendas y el Ejecutivo aprenderá la lección de que los consensos se logran vía argumentos exclusivamente.

¿Cómo vencer a Uribe?

Con racionalidad y coherencia. Hay una sola cosa que le puede ganar al "trabajar, trabajar, trabajar", y es la combinación del trabajar con el estudiar, algo así como "estudiar, trabajar, estudiar". De otro lado, el modelo de seguridad mío está basado en cultura ciudadana, control social, respaldo a los jueces y policías, pero sobre todo en presión social familiar: yo me imagino a los parientes de los 'narcos' y de grupos al margen de la ley diciéndoles a éstos que están haciendo las cosas mal, dándoles garrote.

¿Pero realmente cree que esa fórmula funcionaría?

Es que además de eso hay que mantener la presión militar y policiva, e incluso perfeccionarla. Al terrorismo hay que tratar de disuadirlo reaccionando de manera imprevista, es decir, no permitirle que le calcule el juego al Estado. Es importante que la gente entienda que la seguridad depende más de la justicia que de la policía.

Hace poco, Serpa dijo que él era el único capaz de derrotar a Uribe...

Cuando uno habla en primera persona y dice 'soy el único', es muy complicado. No quiero descalificar al doctor Serpa, pero creo que tengo más herramientas para comprender el país.

¿A usted lo alientan cosas como la que sucedió con el referendo para pensar que se le puede ganar a Uribe?

La sociedad colombiana es sabia y el caso del referendo fue muy interesante, porque en parte fue un castigo a ciertos comportamientos de sus defensores. La sociedad colombiana tiene un espíritu entre juguetón y democrático plebeyo. Me pasó a mi en el pasado y le puede pasar a Uribe: uno no se puede creer imprescindible.

¿Quién va a ser su fórmula vicepresidencial?

Todavía hay tiempo. Tiene que ser una persona que pueda ejercer el Gobierno en caso de que uno falle, que uno se muera o que uno lo maten.

¿Alguien como Francisco Santos?

(Risas).

¿Qué ministro dejaría de este Gobierno?

Eso tiene su ritmo y hay procesos de empalme. Los gobiernos latinoamericanos pierden muchas veces una enorme cantidad de progreso por empalmes hechos con excesiva desconfianza.

¿Cómo hizo para volverse un político más serio? Hace rato que no le echa un vaso de agua a nadie, por ejemplo...

Ganas no me faltan. Yo me tomo la vida muy en serio y si he jugado a veces a romper códigos ha sido por necesidad, tentación extrema o por aburrimiento con lo que pasa alrededor. Perturbar un poco los códigos, ayuda a recobrar la sensación de vida y el colorido de ésta. Claro que a veces también hacía esas cosas para expresar un sentido pedagógico. Y creo que esas cosas sirven. En la discusión con Uribe, este tipo de debates van a ser centrales.

¿Cómo ve todas estas denuncias de paramilitarismo en las listas de los partidos?

No debemos hacernos las ilusiones que a veces nos hacemos. La historia de los paramilitares es bastante parecida a la del narcotráfico: la ilegalidad inicial va desembocando en un proceso de objetivos cada vez más amplios de poder económico y político. Mi pronóstico es que si la dirigencia colombiana no toma medidas urgentes, va a padecer ese poder intimidatorio de los paramilitares.

¿El Gobierno cohonesta con los paramilitares?

Yo entrevisté a Uribe cuando era gobernador de Antioquia sobre el tema de las Convivir. Es posible que él haya entendido y variado su posición y hoy tenga más claras las desventajas del paramilitarismo, aunque he visto frases de funcionarios del Gobierno atribuyendo parte del éxito de la política de seguridad a los paramilitares. Eso es gravísimo.

Parece inevitable la influencia de los paramilitares en las próximas elecciones...

Cualquier grupo armado que quiera dedicarse honradamente a la política y deje las armas, es bienvenido. Lo que pasa es que ahora hay un riesgo enorme de que parte de estas personas ('paras') combinen la proyección política con la supervivencia de mecanismos de presión económica basados en dinero ilegal y en presión armada.

Hace un par de años, Mancuso dijo que los paramilitares controlaban el 35% del Congreso. ¿Cuál será el control del paramilitarismo en la próxima legislatura?

Una parte del fenómeno paramilitar tiene que ver con una filosofía que es un poco inflacionaria. A mí me parece grave que la sociedad colombiana no tiene la suficiente indignación frente a crímenes de lesa humanidad. A distintos sectores colombianos nos ronda el 'todo vale', y la lección más profunda es que eso no es cierto y que hay victorias que al conseguirse de manera indebida no son victoria reales, son victorias pírricas.

¿Qué espera de la campaña de Uribe?

Uribe está en todo su derecho de hacer una campaña activa. Yo en su lugar no haría mucha campaña.

Como rival, ¿siente que hay garantías?

Yo he estado en condiciones de ganador y de perdedor, y lo que uno aprende es que nada está jugado de antemano; aunque obviamente tener ventajas a favor es mejor. Me siento tremendamente fuerte en mi discurso.

¿Qué tantos votos tiene en el resto del país, teniendo en cuenta que su fuerza es Bogotá?

Me cuido bastante del lenguaje de cuántos votos tengo. El acto de votar es un acto delicado, y yo veo que la campaña electoral es como un acercamiento mutuo donde la gente se escucha y se olfatea; es una cosa en las dos direcciones. Lo más importante es que la gente debe gozarse su posibilidad de escoger.

¿La seguridad democrática es una victoria pírrica de Uribe?

Creo que se ha atacado a la guerrilla en algunos sitios de manera contundente. Pero se ha atacado también apoyándose en el éxito de años anteriores. En los 70 y los 80, yo le decía a la gente del Partido Comunista: 'ustedes van a volver el país un infierno'; y a los que hoy en día apoyan la combinación de paramilitarismo con seguridad estatal les digo: 'ustedes van a volver el país un infierno'.

¿Cuál será el nicho de su campaña?

Digamos que mi lema en los aspectos social y de seguridad es corresponsabilidad. En Colombia lo que tenemos que ser es corresponsables. Tenemos que cuidarnos entre todos, regularnos entre todos, para no hacer las cosas chambonamente. Es cultura ciudadana.

¿Y eso sí da votos?

Si logro explicarle a la gente que la productividad y la convivencia en Colombia dependen de la superación del ?todo vale?, eso puede dar cantidades de votos.

¿Y si Uribe no gana en primera vuelta?

Cuando la Constitución introdujo las dos vueltas, fue sabia. Eso permite que la sociedad primero explore varias opciones y luego, en la segunda vuelta, priorice.

¿Haría consensos para una segunda vuelta?

Creo que es muy importante que uno tenga una enorme libertad en eso y que los electores sean respetados. La gente que vota por mí no va a estar esperando qué señal doy. El afán de ganar no debe desplazar el afán de acertar. Una sociedad puede tirar por la borda posibilidades buenísimas en el afán de ganar. Por eso detesto el voto que va simplemente en contra.

¿Qué tanto daño le hacen las encuestas?

Las encuestas les quitan atractivo a las elecciones. Una vez escuché a un hacendado cordobés a quien un médico candidato en un pueblo cerca de Montería le preguntó: "¿Usted va a votar por mí?". Y él le respondió: "No, yo les apuesto a caballos ganadores". A mí no me interesa la apuesta como si fuera un caballo, me interesa la apuesta a un proyecto de corresponsabilidad por la productividad y por la vida.

¿Cómo hacer para que su discurso llegue a la gente del común?

Parte de lo que he hecho en el pasado es encontrar formas muy visuales de decir las cosas. Si por estos días me ocupo de la lista al Congreso, la pregunta a la que iba llegando era: ¿A usted una ley le ha cambiado la vida en algún momento?

¿Y a usted qué ley le ha cambiado la vida?

La de la Constituyente. Primero como vicerrector y después como rector de la Nacional intervine en comisiones preparatorias en las que abogué por el presupuesto para la educación pública. Sin embargo, aprendí a escuchar a los demás antes que a mi mismo.

¿Llegar a la Presidencia es el gran reto de su vida?

Es un reto de pedagogía. Es mostrar que los temas de futuro económico y de convivencia y respeto mutuo a la vida dependen más de la pedagogía que se pueda hacer con el apoyo de la sociedad, los educadores, los sacerdotes y los medios, que de un tema de coerción. La mayoría de colombianos entienden por las buenas y dicen que los eduquen por las buenas. Pero hay algunos que piensan que hay que educarlos a las malas. Si yo lograra que cada colombiano viera a los demás con los ojos con los que se mira a sí mismo, estaríamos hechos y la victoria electoral vendría por añadidura. Es mi modelo del colombiano y la educación es la que define todo.

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