Maestro Zen

Nothingness encapsulated. You won't feel a thing.

Sunday, August 19, 2007

Tuesday, August 07, 2007

El mundo es una ilusión, un escenario en el que todos tenemos frases que decir y un papel que representar. Cierta clase de actores, al reconocer que están en una obra, seguirán actuando a pesar de todo; otra clase de actores, escandalizados de descubrir que están participando en una mascarada, tratarán de irse del escenario y de la obra. Los segundos se equivocan. Se equivocan porque fuera del teatro no hay nada, ninguna vida alternativa a la que uno pueda incorporarse. El espectáculo, al igual que el teatro kafkiano de Oklahoma, es, por así decirlo, el único que hay en la cartelera. Y lo único que uno puede hacer es seguir representando su papel, aunque tal vez con una nueva conciencia, una conciencia cómica.

(E. Vila-Matas, La ficción de la dignidad)

Monday, July 16, 2007

When it rains five days and the skies turn dark as night
Then trouble's takin' place in the lowlands at night

I woke up this mornin', can't even get out of my door
There's been enough trouble to make a poor girl wonder where she want to go

Then they rowed a little boat about five miles 'cross the pond
I packed all my clothes, throwed them in and they rowed me along

When it thunders and lightnin' and when the wind begins to blow
When it thunders and lightnin' and the wind begins to blow
There's thousands of people ain't got no place to go

Then I went and stood upon some high old lonesome hill
Then looked down on the house were I used to live

Backwater blues done call me to pack my things and go
'Cause my house fell down and I can't live there no more

Mmm, I can't move no more
There ain't no place for a poor old girl to go
Wild Dreams of a New Beginning

There's a breathless hush on the freeway tonight
Beyond the ledges of concrete
restaurants fall into dreams
with candlelight couples
Lost Alexandria still burns
in a billion lightbulbs
Lives cross lives
idling at stoplights
Beyond the cloverleaf turnoffs
'Souls eat souls in the general emptiness'
A piano concerto comes out a kitchen window
A yogi speaks at Ojai
'It's all taking pace in one mind'
On the lawn among the trees
lovers are listening
for the master to tell them they are one
with the universe
Eyes smell flowers and become them
There's a deathless hush
on the freeway tonight
as a Pacific tidal wave a mile high
sweeps in
Los Angeles breathes its last gas
and sinks into the sea like the Titanic all lights lit
Nine minutes later Willa Cather's Nebraska
sinks with it
The sea comes over in Utah
Mormon tabernacles washed away like barnacles
Coyotes are confounded & swim nowhere
An orchestra onstage in Omaha
keeps on playing Handel's Water Music
Horns fill with water
ans bass players float away on their instruments
clutching them like lovers horizontal
Chicago's Loop becomes a rollercoaster
Skyscrapers filled like water glasses
Great Lakes mixed with Buddhist brine
Great Books watered down in Evanston
Milwaukee beer topped with sea foam
Beau Fleuve of Buffalo suddenly become salt
Manhatten Island swept clean in sixteen seconds
buried masts of Amsterdam arise
as the great wave sweeps on Eastward
to wash away over-age Camembert Europe
manhatta steaming in sea-vines
the washed land awakes again to wilderness
the only sound a vast thrumming of crickets
a cry of seabirds high over
in empty eternity
as the Hudson retakes its thickets
and Indians reclaim their canoes

(Lawrence Ferlinghetti)

Thursday, July 05, 2007

Sunday, April 15, 2007

El cuento policial

J.L. Borges (Conferencia en la Universidad de Belgrano, 16 de junio de 1976)

Hay un libro titulado El florecimiento de la nueva Inglaterra, de Van Wyck Books. Este libro trata de un hecho extraordinario que sólo la astrología puede explicar: el florecimiento de hombres-genios, en una breve parte de Estados Unidos, durante la primera mitad del siglo XIX. Prefiero, evidentemente, a este New England que tiene tanto de Old England. Sería fácil hacer una lista infinita de nombres. Podríamos nombrar a Emily Dickinson, Herman Melville, Thoreau, Emerson, William James, Henry James y, desde luego, a Edgar Allan Poe, que inventó el género; pero antes de hablar del género conviene discutir un pequeño problema previo: ¿existen, o no, los géneros literarios?

Es sabido que Croce, en unas páginas de su Estética –su formidable Estética-, dice: “Afirmar que un libro es una novela, una alegoría o un tratado de estética tiene, más o menos, el mismo valor que decir que tiene las tapas amarillas y que podemos encontrarlo en el tercer anaquel a la izquierda”. Es decir, se niegan los géneros y se afirman los individuos. A esto cabría decir que, desde luego, aunque todos los individuos son reales, precisarlos es generalizarlos. Desde luego, esta afirmación mía es una generalización y no debe ser permitida.

Pensar es generalizar y necesitamos esos útiles arquetípicos platónicos para poder afirmar algo. Entonces, ¿por qué no afirmar que hay géneros literarios? Yo agregaría una observación personal: los géneros literarios dependen, quizás, menos de los textos que del modo en que éstos son leídos. El hecho estético requiere la conjunción del lector y del texto y sólo entonces existe. Es absurdo suponer que un volumen sea mucho más que un volumen. Empieza a existir cuando un lector lo abre. Entonces existe el fenómeno estético, que puede parecerse al momento en el cual el libro fue engendrado.

Hay un tipo de lector actual, el lector de ficciones policiales. Ese lector ha sido –ese lector se encuentra en todos los países del mundo y se cuenta por millones- engendrado por Edgar Allan Poe. Vamos a suponer que no existe ese lector, o supongamos algo quizá más interesante; que se trata de una persona muy lejana de nosotros. Puede ser un persa, un malayo, un rústico, un niño, una persona a quien le dicen que el Quijote es una novela policial; vamos a suponer que ese hipotético personaje haya leído novelas policiales y empiece a leer el Quijote. Entonces, ¿qué lee?

“En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, no hace mucho tiempo vivía un hidalgo…” y ya ese lector está lleno de sospechas, porque el lector de novelas policiales es un lector que lee con incredulidad, con suspicacias, una suspicacia especial.

Por ejemplo, si lee: “En un lugar de la Mancha…,” desde luego supone que aquello no sucedió en la Mancha. Luego: “…de cuyo nombre no quiero acordarme…,” ¿por qué no quiso acordarse Cervantes? Porque sin duda Cervantes era el asesino, el culpable. Luego… “no hace mucho tiempo…” posiblemente lo que suceda no será tan aterrador como el futuro.

La novela policial ha creado un tipo especial de lector. Eso suele olvidarse cuando se juzga la obra de Poe; porque si Poe creó el relato policial, creó después el tipo de lector de ficciones policiales. Para entender el relato policial debemos tener en cuenta el contexto general de la vida de Poe. Yo creo que Poe fue un extraordinario poeta romántico y fue más extraordinario en el conjunto de su obra, en nuestra memoria de su obra, que en una de las páginas de su obra. Es más extraordinario en prosa que en verso. En el verso de Poe ¿qué tenemos? Tenemos aquello que justificó lo que Emerson dijo de él: lo llamó the jingleman; el hombre del rentintín, el hombre del sonsonete. Tenemos a un Tennyson muy menor, aunque quedan líneas memorables. Poe fue un proyector de sombras múltiples. ¿Cuántas cosas surgen de Poe?

Podría decirse que hay dos hombres sin los cuales la literatura actual no sería lo que es; esos dos hombres son americanos y del siglo pasado: Walt Whitman –de él deriva lo que denominamos poesía civil, deriva Neruda, derivan tantas cosas, buenas o malas-; y Edgar Allan Poe, de quien deriva el simbolismo de Baudelaire, que fue discípulo suyo y le rezaba todas las noches. Derivan dos hechos que parecen muy lejanos y que sin embargo no lo son; son hechos afines. Deriva la idea de la literatura como un hecho intelectual y el relato policial. El primero –considerar la literatura como una operación de la mente, no del espíritu- es muy importante. El otro es mínimo, a pesar de haber inspirado a grandes escritores (pensamos en Stevenson, Dickens, Chesterton –el mejor heredero de Poe-). Esta literatura puede parecer subalterna y de hecho está declinando; actualmente ha sido superada o reemplazada por la ficción científica, que también tiene en Poe a uno de sus posibles padres.

Volvemos al comienzo, a la idea de que la poesía es una creación de la mente. Esto se opone a toda la tradición anterior, donde la poesía era una operación del espíritu. Tenemos el hecho extraordinario de la Biblia, una serie de textos de distintos autores, de distintas épocas, de muy distinto tema, pero todos atribuidos a un personaje invisible: el Espíritu Santo. Se supone que el Espíritu Santo, la divinidad o una inteligencia infinita dicta diversas obras a diversos amanuenses en diversos países y en diversas épocas. Estas obras son, por ejemplo, el diálogo metafísico, el libro de Job, la historia, el libro de los Reyes, la teogonía, el Génesis y luego las anunciaciones de los profetas. Todas esas obras son distintas y las leemos como si una sola persona las hubiera escrito.

Quizá, si somos panteístas, no hay que tomar demasiado en serio el hecho de que ahora seamos individuos diferentes: somos diferentes órganos de la divinidad continua. Es decir, el Espíritu Santo ha escrito todos los libros y también lee todos los libros, ya que está, en diverso grado, en cada uno de nosotros.

Ahora bien: Poe fue un hombre que llevó una vida desventurada, según se sabe. Murió a los cuarenta años, estaba entregado al alcohol, entregado a la melancolía y a la neurosis. No tenemos por qué entrar en los detalles de la neurosis; bástenos con saber que Poe fue un hombre muy desdichado y que se movió predestinado a la desventura. Para librarse de ella dio en fulgurar y, acaso, en exagerar sus virtudes intelectuales. Poe se consideraba un gran poeta romántico, un genial poeta romántico, sobre todo cuando no escribía en verso, sobre todo cuando escribía una prosa, por ejemplo, cuando escribió el relato de Arthur Gordon Pynn. Tenemos el primer nombre sajón: Arthur, Edgar el segundo escocés: Allan, Gordon y, luego, Pym, Poe, que son equivalentes. El se veía a sí mismo intelectual y Pym se jactaba de ser un hombre capaz de juzgar y pensar todo. Había escrito aquel poema famoso que todos conocemos, demasiado porque no es uno de sus buenos poemas: “El cuervo”. Luego dio una conferencia en Boston, en la cual explicó cómo había llegado a ese tema.

Comenzó por considerar las virtudes del estribillo y luego pensó en la fonética del inglés. Pensó que las dos letras más memorables y eficaces del idioma inglés eran la “o” y la “r”; entonces dio inmediatamente con la expresión “never more”, nunca más. Eso era todo lo que él tenía al principio. Luego vino otro problema, tenía que justificar la reconstrucción de esa palabra, ya que es muy raro que un ser humano repita regularmente “never more” al final de cada estrofa. Entonces, pensó que no tenía por qué ser racional, y esto lo llevó a concebir la idea de un pájaro que habla. Pensó en un loro, pero un loro es indigno de la dignidad de la poesía; entonces pensó en un cuervo. O sea, que estaba leyendo en aquel momento la novela de Charles Dickens, Barnaby Rudge en la cual hay un cuervo. De modo que él tenía un cuervo que se llama never more y que repite continuamente su nombre. Eso es todo lo que Poe tenía al principio.

Luego pensó: ¿cuál es el hecho más triste, el más melancólico que puede registrarse? Ese hecho tiene que ver con la muerte de una mujer hermosa. ¿Quién puede lamentar mejor ese hecho? Desde luego, el amante de esa mujer. Entonces pensó en el amante que acaba de perder a su novia, que se llama Leonore para rimar con never more. ¿Dónde sitúa al amante? Entonces pensó: el cuervo es negro, ¿dónde puede resaltar mejor la negrura? Tiene que resaltar contra algo blanco; entonces la blancura de un busto y eso busto ¿de quién puede ser? Es el busto de Palas Atenea; ¿y dónde puede estar? En una biblioteca. Ahora, dice Poe, la unidad de su poema necesitaba un recinto cerrado.

Entonces situó el busto de Minerva en una biblioteca; ahí está el amante, solo, rodeado de sus libros y lamentando la muerte de su amada so lovesick more; luego entra el cuervo. ¿Por qué entra el cuervo? Bueno, la biblioteca es un lugar tranquilo y hay que contrastarlo con algo inquieto: él imagina una tempestad, imagina la noche tempestuosa que hace que el cuervo penetre.

El hombre le pregunta quién es y el cuervo contesta never more y luego el hombre, para atormentarse de una forma masoquista, le hace preguntas para que en todas ellas le conteste: never more, never more, never more, nunca más, y sigue haciéndole preguntas. Al final, le dice al cuervo lo que puede entenderse como la primera metáfora que hay en el poema: “arranqué su pico de su corazón y su forma de su puerta”; y el cuervo (que ya simplemente es emblema de la memoria, de la memoria desdichadamente inmortal), el cuervo le contesta: never more. El sabe que está condenado a pasar el resto de su vida, de su vida fantástica, conversando con el cuervo, con el cuervo que le dirá siempre nunca más y le hará preguntas cuya respuesta ya conoce. Es decir, Poe quiere hacernos creer que escribió ese poema en forma intelectual; pero basta mirar un poco de cerca ese argumento para comprobar que es falaz.

Poe pudo haber llegado a la idea del ser irracional usando, no un cuervo, sino un idiota, un borracho; entonces ya tendríamos un poema completamente distinto y menos explicable. Creo que Poe tenía ese orgullo de la inteligencia, él se duplicó en un personaje, eligió un personaje lejano –el que todos conocemos y que, indudablemente, es nuestro amigo aunque él no trata de ser nuestro amigo-: es un caballero, Auguste Dupin, el primer detective de la historia de la literatura. Es un caballero francés, un aristócrata francés muy pobre, que vive en un barrio apartado de París, con un amigo.

Aquí tenemos otra tradición del cuento policial: el hecho de un misterio descubierto por obra de la inteligencia, por una operación intelectual. Este hecho está ejecutado por un hombre muy inteligente que se llama Dupin, que se llamará después Sherlock Holmes, que se llamará más tarde el padre Brown, que tendrá otros nombres, otros nombres famosos sin duda. El primero de todos ellos, el modelo, el arquetipo podemos decir, es el caballero Charles Auguste Dupin, que vive con un amigo y él es el amigo que refiere la historia. Esto también forma parte de la tradición, y fue tomado mucho tiempo después de la muerte de Poe por el escritor irlandés Conan Doyle. Conan Doyle toma ese tema, un tema atractivo en sí, de la amistad entre dos personas distintas, que viene a ser, de alguna forma, el tema de la amistad entre don Quijote y Sancho, salvo que nunca llegan a una amistad perfecta. Que luego será el tema de Kim también, la amistad entre el muchachito menor y el sacerdote hindú, el tema de Don Segundo Sombra: el tema del tropero y el muchacho. El tema que se multiplica en la literatura argentina, el tema de la amistad que se ve en tantos libros de Gutiérrez.

Conan Doyle imagina un personaje bastante tonto, con una inteligencia un poco inferior a la del lector, a quien llama el doctor Watson; el otro es un personaje un poco cómico y un poco venerable, también: Sherlock Holmes. Hace que las proezas intelectuales de Sherlock Holmes sean referidas por su amigo Watson, que no cesa de maravillarse y siempre se maneja por las apariencias, que se deja dominar por Sherlock Holmes y a quien le gusta dejarse dominar.

Todo eso ya está en ese primer relato policial que escribió Poe, sin saber que inauguraba un género, llamado The Murders in the Rue Morgue (Los crímenes de la calle Morgue). Poe no quería que el género policial fuera un género realista, quería que fuera un género intelectual, un género fantástico si ustedes quieren, pero un género fantástico de la inteligencia, no de la imaginación solamente; de ambas cosas desde luego, pero sobre todo de la inteligencia.

Él pudo haber situado sus crímenes y sus detectives en Nueva York, pero entonces el lector habría estado pensando si las cosas se desarrollan realmente así, si la policía de Nueva York es de ese modo o de aquel otro. Resultaba más cómodo y está más desahogada la imaginación de Poe haciendo que todo aquello ocurriera en París, en un barrio desierto del sector Saint Germain. Por eso el primer detective de la ficción es un extranjero, el primer detective que la literatura registra es un francés. ¿Por qué un francés? Porque el que escribe la obra es un americano y necesita un personaje lejano. Para hacer más raros a esos personajes, hace que vivan de un modo distinto del que suelen vivir los hombres. Cuando amanece corren las cortinas, prenden las velas y al anochecer salen a caminar por las calles desiertas de París en busca de ese infinito azul, dice Poe, que sólo da una gran ciudad durmiendo; sentir al mismo tiempo lo multitudinario y la soledad, eso tiene que estimular el pensamiento.

Yo me imagino a los dos amigos recorriendo las calles desiertas de París, de noche, y hablando ¿sobre qué? Hablando de filosofía, sobre temas intelectuales. Luego tenemos el crimen, ese crimen es el primer crimen de la literatura fantástica: el asesinato de dos mujeres. Yo diría los crímenes de la Rue Morgue, crímenes es más fuerte que asesinato. Se trata de esto: dos mujeres que han sido asesinadas en una habitación que parece inaccesible. Aquí Poe inaugura el misterio de la pieza cerrada con llave. Una de las mujeres fue estrangulada, la otra ha sido degollada con una navaja. Hay mucho dinero, cuarenta mil francos, que están desparramados por el suelo, todo está desparramado, todo sugiere la locura. Es decir, tenemos un principio brutal, inclusive terrible, y luego, al final, llega la solución.

Pero esta solución no es solución para nosotros, porque todos nosotros conocemos el argumento antes de leer el cuento de Poe. Eso, desde luego, le resta mucha fuerza. (Es lo que ocurre con el caso análogo del doctor Jekyll y míster Hyde: sabemos que los dos son una misma persona, pero eso sólo pueden saberlo los lectores de Stevenson, otro discípulo de Poe. Si habla del extraño caso del doctor Jekyll y míster Hyde, se propone desde el comienzo una dualidad de personas). ¿Quién podría pensar, además, que el asesino iba a resultar siendo un orangután, un mono?

Se llega por medio de un artificio: el testimonio de quienes han entrado a la habitación antes de descubrirse el crimen. Todos ellos han reconocido una voz ronca que es la voz de un francés, han reconocido algunas palabras, una voz en la que no hay sílabas, han reconocido una voz extranjera. El español cree que se trata de un alemán, el alemán de un holandés, el holandés de un italiano, etcétera; esa voz es la voz inhumana del mono, y luego se descubre el crimen; se descubre, pero nosotros ya sabemos la solución.

Por eso podemos pensar mal de Poe, podemos pensar que sus argumentos son tan tenues que parecen transparentes. Lo son para nosotros, que ya los conocemos, pero no para los primeros lectores de ficciones policiales; no estaban educados como nosotros, no eran una invención de Poe como lo somos nosotros. Nosotros, al leer una novela policial, somos una invención de Edgar Allan Poe. Los que leyeron ese cuento se quedaron maravillados y luego vinieron los otros.

Poe ha dejado cinco ejemplos, uno se llama Tú eres el hombre: es el más débil de todos pero ha sido imitado después por Israel Zangwill en The big bow murder, que imita el crimen cometido en una habitación cerrada. Ahí tenemos un personaje, el asesino, que fue imitado después en El misterio del cuarto amarillo de Gastón Leroux: es el hecho de que el detective resulta ser el asesino. Luego hay otro cuento que ha resultado ejemplar, La carta robada, y otro cuento, El escarabajo de oro. En La carta robada, el argumento es muy simple. Es una carta que ha sido robada por un crítico, la policía sabe que él la tiene. Lo hacen asaltar dos veces en la calle. Luego examinan la casa; para que nada se les escape, toda la casa ha sido dividida y subdividida; la policía dispone de microscopios, de lupas. Se toma cada libro de la biblioteca, luego se ve si ha sido encuadernado, se buscan rastros de polvo en la baldosa. Luego interviene Dupin. El dice que la policía se engaña, que tiene la idea que puede tener un chico, la idea de que algo se esconde en un escondrijo; pero el hecho no es así. Dupin va a visitar al político, que es amigo de él, y ve sobre la mesa, a la vista de todos, un sobre desgarrado. Se da cuenta de que ésa es la carta que todo el mundo ha buscado. Es la idea de esconder algo en forma visible, de hacer que algo sea tan visible que nadie lo encuentre. Además, al principio de cada cuento, para hacernos notar cómo Poe tomaba de un modo intelectual el cuento policial, hay disquisiciones sobre el análisis, hay una discusión sobre el ajedrez, se dice que el whist es superior o que las damas son superiores.

Poe deja esos cinco cuentos, y luego tenemos el otro: El misterio de Mary Roget, que es el más extraño de todos y el menos interesante para ser leído. Se trata de un crimen cometido en Nueva York: una muchacha, Mary Roget, fue asesinada, era florista según creo. Poe toma simplemente la noticia de los diarios. Hace transcurrir el crimen en París y hace que la muchacha se llame Marie Roget y luego sugiere cómo pudo haber sido cometido el crimen. Efectivamente, años después se descubrió al asesino y concordó con lo que Poe había escrito.

Tenemos, pues, al relato policial como un género intelectual. Como un género basado en algo totalmente ficticio; el hecho es que un crimen es descubierto por un razonador abstracto y no por delaciones, por descuidos de los criminales. Poe sabía que lo que él estaba haciendo no era realista, por eso sitúa la escena en París; y el razonador era un aristócrata, no la policía; por eso pone en ridículo a la policía. Es decir, Poe había creado un genio de lo intelectual. ¿Qué sucede después de la muerte de Poe? Muere, creo, en 1849; Walt Whitman, su otro gran contemporáneo, escribió una nota necrológica sobre él, diciendo que “Poe era un ejecutante que sólo sabía tocar las notas graves del piano, que no representaba a la democracia americana” –cosa que Poe nunca se había propuesto. Whitman fue injusto con él y también Emerson lo fue.

Hay críticos, ahora, que lo subestiman. Pero yo creo que Poe, si lo tomamos en conjunto, tiene la obra de un genio, aunque sus cuentos, salvo el relato de Arthur Gordon Pym, son defectuosos. No obstante, todos ellos construyen un personaje, un personaje que vive más allá de Charles Auguste Dupin, de los crímenes, más allá de los misterios que ya no nos asustan.

En Inglaterra, donde este género es tomado desde el punto de vista psicológico, tenemos las mejores novelas policíacas que se han escrito: las de Wilkie Collins, La dama de blanco y La piedra lunar. Luego tenemos a Chesterton, el gran heredero de Poe. Chesterton dijo que no se habían escrito cuentos policiales superiores a los de Poe, pero Chesterton –me parece a mí- es superior a Poe. Poe escribió cuentos puramente fantásticos. Digamos La máscara de la muerte roja, digamos El tonel de amontillado, que son puramente fantásticos. Además cuentos de razonamiento como esos cinco cuentos policiales. Pero Chesterton hizo algo distinto, escribió cuentos que son, a la vez, cuentos fantásticos y que, finalmente, tienen una solución policial. Voy a relatar uno, El hombre invisible, publicado en 1905 o 1908.

El argumento viene a ser, brevemente, éste: Se trata de un fabricante de muñecos mecánicos, cocineros, porteros, mucamas y mecánicos que vive en una casa de departamentos, en lo alto de una colina nevada en Londres. Recibe amenazas acerca de que él va a morir –es una obra muy pequeña, esto es muy importante para el cuento-. Vive solo con sus sirvientes mecánicos, lo cual ya tiene algo de horrible. Un hombre que vive solo, rodeado de máquinas que remedan, vagamente, las formas de hombre. Por fin, recibe una carta donde le dicen que va a morir esa tarde. Llama a sus amigos, los amigos que van a buscar a la policía y lo dejan solo entre sus muñecos, pero antes le piden al portero que se fije si entra alguien en la casa. Le encargan al policeman, le encargan a un vendedor de castañas asadas, también. Los tres prometen cumplir. Cuando vuelven con la policía, notan que hay pisadas en la nieve. Las que se acercan a la casa son tenues, las que se alejan están más hundidas, como si llevaran algo pesado. Entran en la casa y encuentran que el fabricante de muñecos ha desaparecido. Luego ven que hay cenizas en la chimenea. Aquí surge lo más fuerte del cuento, la sospecha del hombre devorado por sus muñecos mecánicos, eso es lo que más nos impresiona. Nos impresiona más que la solución. El asesino ha entrado en la casa, ha sido visto por el vendedor de castañas, por el vigilante y por el portero, pero no lo han visto porque es el cartero que llega todas las tardes a la misma hora. Ha matado a su víctima, lo ha cargado en la bolsa de la correspondencia. Luego quema la correspondencia y se aleja. El padre Brown lo ve, charla, oye su confesión y lo absuelve porque en los cuentos de Chesterton no hay arrestos ni nada violento.

Actualmente, el género policial ha decaído mucho en Estados Unidos. El género policial es realista, de violencia, un género de violencias sexuales también. En todo caso, ha desaparecido. Se ha olvidado el origen intelectual del relato policial. Éste se ha mantenido en Inglaterra, donde todavía se escriben novelas muy tranquilas, donde el relato transcurre en una aldea inglesa; allí todo es intelectual, todo es tranquilo, no hay violencia, no hay mayor efusión de sangre. He intentado el género policial alguna vez, no estoy demasiado orgulloso de lo que he hecho. Lo he llevado a un terreno simbólico que no sé si cuadra. He escrito La muerte y la brújula. Algún texto policial con Bioy Casares, cuyos cuentos son muy superiores a los míos. Los cuentos de Isidro Parodi, que es un preso que, desde la cárcel, resuelve los crímenes.

¿Qué podríamos decir como apología del género policial? Hay una que es muy evidente y cierta: nuestra literatura tiende a lo caótico. Se tiende al verso libre porque es más fácil que el verso regular; la verdad es que es muy difícil. Se tiende a suprimir personajes, los argumentos, todo es muy vago. En esta época nuestra, tan caótica, hay algo que, humildemente, ha mantenido las virtudes clásicas: el cuento policial sin principio, sin medio y sin fin. Éstos los han escrito escritores subalternos, algunos los han escrito escritores excelentes: Dickens, Stevenson y sobre todo, Wilkie Collins. Yo diría, para defender la novela policial, que no necesita defensa; leída con cierto desdén ahora, está salvando el orden en una época de desorden. Esto es una prueba que debemos agradecerle y es meritorio.

Friday, March 16, 2007

Questionnaire


(From Max Firsch' Sketchbook 1966-1971)

1. Are you really interested in the preservation of the human race once you and all the people you know are no longer alive?

2. State briefly why.

3. How many of your children do not owe their existence to deliberate intention?

4. Whom would you rather never have met?

5. Are you conscious of being in the wrong in relation to some other person (who need not necessarily be aware of it)? If so, does this make you hate yourself - or the other person?

6. Would you like to have perfect memory?

7. Give the name of a politician whose death through illness, accident, etc. would fill you with hope. Or do you consider none of them indispensible?

8. Which person or persons, now dead, would you like to see again?

9. Which not?

10. Would you rather have belonged to a different nation (or civilization)? If so, which?

11. To what age do you wish to live?

12. If you had the power to put into effect things you consider right, would you do so against the wishes of the majority? (Yes or no)

13. Why not, if you think they are right?

14. Which do you find it easier to hate, a group or an individual? And do you prefer to hate individually or as part of a group?

15. When did you stop believing you could become wiser - or do you still believe it? Give your age.

16. Are you convinced by your own self-criticism?

17. What in your opinion do others dislike about you, and what do you dislike about yourself? If not the same thing, which do you find it easier to excuse?

18. Do you find the thought that you might never have been born (if it ever occurs to you) disturbing?

19. When you think of someone dead, would you like him to speak to you, or would you rather say something more to him?

20. Do you love anybody?

21. How do you know?

22. Let us assume that you have never killed another human being. How do you account for it?

23. What do you need in order to be happy?

24. What are you grateful for?

25. Which would you rather do: die or live on as a healthy animal? Which animal?

Friday, March 09, 2007

A predator becomes more dangerous when wounded


Noam Chomsky
(Originalmente (09/03/07) en The Guardian, pero lo van a quitar de ahí pronto.)

In the energy-rich Middle East, only two countries have failed to subordinate themselves to Washington's basic demands: Iran and Syria. Accordingly both are enemies, Iran by far the more important. As was the norm during the cold war, resort to violence is regularly justified as a reaction to the malign influence of the main enemy, often on the flimsiest of pretexts. Unsurprisingly, as Bush sends more troops to Iraq, tales surface of Iranian interference in the internal affairs of Iraq - a country otherwise free from any foreign interference - on the tacit assumption that Washington rules the world.

In the cold war-like mentality in Washington, Tehran is portrayed as the pinnacle in the so-called Shia crescent that stretches from Iran to Hizbullah in Lebanon, through Shia southern Iraq and Syria. And again unsurprisingly, the "surge" in Iraq and escalation of threats and accusations against Iran is accompanied by grudging willingness to attend a conference of regional powers, with the agenda limited to Iraq.

Presumably this minimal gesture toward diplomacy is intended to allay the growing fears and anger elicited by Washington's heightened aggressiveness. These concerns are given new substance in a detailed study of "the Iraq effect" by terrorism experts Peter Bergen and Paul Cruickshank, revealing that the Iraq war "has increased terrorism sevenfold worldwide". An "Iran effect" could be even more severe.

For the US, the primary issue in the Middle East has been, and remains, effective control of its unparalleled energy resources. Access is a secondary matter. Once the oil is on the seas it goes anywhere. Control is understood to be an instrument of global dominance. Iranian influence in the "crescent" challenges US control. By an accident of geography, the world's major oil resources are in largely Shia areas of the Middle East: southern Iraq, adjacent regions of Saudi Arabia and Iran, with some of the major reserves of natural gas as well. Washington's worst nightmare would be a loose Shia alliance controlling most of the world's oil and independent of the US.

Such a bloc, if it emerges, might even join the Asian Energy Security Grid based in China. Iran could be a lynchpin. If the Bush planners bring that about, they will have seriously undermined the US position of power in the world.

To Washington, Tehran's principal offence has been its defiance, going back to the overthrow of the Shah in 1979 and the hostage crisis at the US embassy. In retribution, Washington turned to support Saddam Hussein's aggression against Iran, which left hundreds of thousands dead. Then came murderous sanctions and, under Bush, rejection of Iranian diplomatic efforts.

Last July, Israel invaded Lebanon, the fifth invasion since 1978. As before, US support was a critical factor, the pretexts quickly collapse on inspection, and the consequences for the people of Lebanon are severe. Among the reasons for the US-Israel invasion is that Hizbullah's rockets could be a deterrent to a US-Israeli attack on Iran. Despite the sabre-rattling it is, I suspect, unlikely that the Bush administration will attack Iran. Public opinion in the US and around the world is overwhelmingly opposed. It appears that the US military and intelligence community is also opposed. Iran cannot defend itself against US attack, but it can respond in other ways, among them by inciting even more havoc in Iraq. Some issue warnings that are far more grave, among them the British military historian Corelli Barnett, who writes that "an attack on Iran would effectively launch world war three".

Then again, a predator becomes even more dangerous, and less predictable, when wounded. In desperation to salvage something, the administration might risk even greater disasters. The Bush administration has created an unimaginable catastrophe in Iraq. It has been unable to establish a reliable client state within, and cannot withdraw without facing the possible loss of control of the Middle East's energy resources.

Meanwhile Washington may be seeking to destabilise Iran from within. The ethnic mix in Iran is complex; much of the population isn't Persian. There are secessionist tendencies and it is likely that Washington is trying to stir them up - in Khuzestan on the Gulf, for example, where Iran's oil is concentrated, a region that is largely Arab, not Persian.

Threat escalation also serves to pressure others to join US efforts to strangle Iran economically, with predictable success in Europe. Another predictable consequence, presumably intended, is to induce the Iranian leadership to be as repressive as possible, fomenting disorder while undermining reformers.

It is also necessary to demonise the leadership. In the west, any wild statement by President Ahmadinejad is circulated in headlines, dubiously translated. But Ahmadinejad has no control over foreign policy, which is in the hands of his superior, the Supreme Leader Ayatollah Ali Khamenei. The US media tend to ignore Khamenei's statements, especially if they are conciliatory. It's widely reported when Ahmadinejad says Israel shouldn't exist - but there is silence when Khamenei says that Iran supports the Arab League position on Israel-Palestine, calling for normalisation of relations with Israel if it accepts the international consensus of a two-state settlement.

The US invasion of Iraq virtually instructed Iran to develop a nuclear deterrent. The message was that the US attacks at will, as long as the target is defenceless. Now Iran is ringed by US forces in Afghanistan, Iraq, Turkey and the Persian Gulf, and close by are nuclear-armed Pakistan and Israel, the regional superpower, thanks to US support.

In 2003, Iran offered negotiations on all outstanding issues, including nuclear policies and Israel-Palestine relations. Washington's response was to censure the Swiss diplomat who brought the offer. The following year, the EU and Iran reached an agreement that Iran would suspend enriching uranium; in return the EU would provide "firm guarantees on security issues" - code for US-Israeli threats to bomb Iran.

Apparently under US pressure, Europe did not live up to the bargain. Iran then resumed uranium enrichment. A genuine interest in preventing the development of nuclear weapons in Iran would lead Washington to implement the EU bargain, agree to meaningful negotiations and join with others to move toward integrating Iran into the international economic system.

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