En la plenitud del sueño, se despertó. Eran las cinco de la madrugada, abandonó el hotel. Dejándose llevar por su excepcional capacidad para hundirse, sintió que él era la Atlantida misma y que, en el breve tiempo de una noche, temblaba entre terremotos e inundaciones y, dejando atrás la sardana extraña, iniciaba su último descenso y, en una inmersión muy vertical, se hundía en su propio vértigo y llegaba el país donde las cosas no tienen nombre y donde no hay dioses, no hay hombres, no hay mundo, sólo el abismo del fondo.
—Al fin— murmuró Mayol.
Nothingness encapsulated. You won't feel a thing.
Tuesday, February 08, 2005
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1 comment:
Enrique Vila-Matas, El viaje vertical.
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